jueves, 26 de noviembre de 2009

lou*

metió la mano en el vaso para sacarme.
Sopló, me secó un poco
dijo: "Vos sos un yoga en tí misma. Terrible"
Yo miraba la mesa mojada y, de reojo,
el vaso
pensando cómo había hecho para caer ahí adentro

Me abracé a su pulgar
Yoga en mí misma. Terrible...- repetí

lunes, 23 de noviembre de 2009

Fin de semana

Cierra el libro
mira detenidamente el número de página.
Nunca encontró un señalador que le convenza
pero sí cómo relacionar
números y personajes
números y hechos
números,
aunque prefiera palabras.
De pie, la ventana
imposible cambiar el paisaje
mala costumbre, mal acostumbrada.


Lunes
el sol estalla de todas formas.

martes, 17 de noviembre de 2009

La dama de los perros

Con la misma certeza
con que alguien decide jugar a la rayuela
y no a la soga
una mujer decide tomar una pastilla por la noche
en lugar de ocuparse de su ambivalencia
contarle un cuento a su hijo
o cruzar dos palabras
con quien se acuesta a su lado.

La señora de los perros, en cambio
prepara su canasto
y remienda
el bolsillo de su saco.


A quien corresponda, estas palabras
por continuar cargando con siglos de indiferencia.
La sabiduría radica
en no sentarse a esperar nada
sobre todo disculpas.

martes, 10 de noviembre de 2009

No ser, no estar: aparecer...

Crucé el río varias veces y me asomé a los puentes creyendo siempre que iba a llegar a un parque cuando en realidad no era así. No te puedes imaginar el placer que me dio mi compañero invisible, imaginario. Si hubiera estado vivo esto no hubiera podido ocurrir jamás; pero es un juego al que me gusta jugar: andar y hablar con los muertos
que sonríen en silencio y son libres.
Cuando vivía sola, muchas veces llegaba a casa, metía la llave en la cerradura y encontraba a alguien en casa esperándome.
"¡Hola!, ¿hace mucho que estás aquí?"

Imagino que esto suena tremendamente ridículo.
[...]

jueves, 5 de noviembre de 2009

Ella no quiere ser amiga de un chico de este pueblo...

Ya se que hay homófobos. El problema son las máscaras.

Hay gente que siente asco, odio, desprecio hacia los homosexuales. Y esa gente no me agrada ni los respeto particularmente, solo admito que están ahí. Lo que me resulta indignante es que se escuden detrás de argumentos vacíos como estos.

Para quien quiera ahorrarse tamaña obra de periodismo contrastado, una de las perlas que suelta es que ‘el matrimonio necesita estar constituido por un hombre y una mujer porque su fin último ha de ser la procreación’. Ya me contará qué hay entonces de todos los matrimonios que no quieren tener hijos o de aquellos que no pueden tenerlos... No va adjunta al matrimonio ninguna cláusula de procreación, como no la hay de amor o de sexo.
Tampoco se cumple la exigencia a la inversa, es decir, tampoco es necesario el matrimonio para procrear. Nacen infinidad de niños fuera de él, como todo el mundo sabe. Será, tal vez, que la gente de La Nación, no los considera hijos sino simples bastardos, aunque el resto de la sociedad –afortunadamente- ya se ha olvidado de lo que significa esa palabra. Eso sin olvidar que es absurdo disociar las ideas de procreación y homosexualidad cuando, les guste o no,
la mayoría de los homosexuales tienen hijos. Hijos con los que conforman una familia.
Lo que nos lleva a la idea, infinitamente retrógrada y ciega, que propone este artículo de la familia. El autor debería mirar con más atención a ese pueblo que con tanto orgullo cita y se encontraría no solo con familias homoparentales, sino también con familias monoparentales, gente divorciada, separada, tíos que viven con sobrinos, amigos que conviven con parejas... incluso matrimonios (de moral intachable) que duermen en camas separadas. Y lo único que quieren, que queremos todos, es poder vertebrar nuestras familias con las mismas seguridades legales, por nuestro bien y por el de los que nos rodean.
Su otro gran argumento, so called: ‘El matrimonio será hombre y mujer porque siempre ha sido así’.
Lo que olvida La Nación es que el matrimonio no nos viene dado. El matrimonio no es un árbol, ni una piedra. El CONCEPTO de matrimonio ha sido creado por las personas y son, en consecuencia, las personas quienes pueden modificarlo sin que ninguna ley natural quede quebrantada. No solo pueden, sino que deben hacerlo, para adaptarse a las exigencias de la evolución. Aunque conceptos como este puedan resultarles difíciles de asimilar.

No sé si será eso, que no comprenden la evolución. O será por la edad, religión, cultura o INcultura lo que lleva a estas personas a odiar a los homosexuales y manifestarse en contra de sus derechos. Pero al menos, cuando lo hagan, deberían tener el valor de salir del armario y reconocerse como homófobos, en lugar de enmascararlos con argumentos falaces como estos.

Como diría mi padre, padre de todos los santos; Señores... Asúman-