Cuando volvimos del cine, encontré un ciempiés de metro y medio
desafiante, en el pasillo de la cocina.
Pensé en que no podría matar a uno de dimensiones semejantes, me sentí indefensa
retrocedí dos o tres pasos
hasta darme cuenta de que no
era real.
No existen ciempiés de dimensiones semejantes,
al menos no en mi cocina. Me fui a la cama.
A la mañana siguiente me encontré con su cadáver. Exactamente en el mismo lugar donde lo había visto
yacía, boca arriba, con sus cuatro centímetros.
Probablemente habría muerto,
de tanto esperarme.
2 comentarios:
Qué hermosos que es eso!
:)
Abrazos.
Je, muy buen relato.
Le pasó enserio seguramente... pero yo le digo muy buen relato para que parezca menos loca.
Saludos desde Mundo Aquilante!
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